Cuántas veces habremos visto a alguien que evita cruzar frente a un gato negro. Cuántas veces habremos escuchado decir "no es asunto tuyo", o bien "¿quién te crees para decirme eso?" cuando tu única intención era ayudar o aportar algo constructivo y ese consejo no fue interpretado en el sentido que querías darle. Pasa que no siempre nos expresamos del mejor modo a la hora de opinar y al mismo tiempo nuestro interlocutor interpreta que lo nuestro es simple curiosidad o una forma de meter el dedo en la llaga.